Huele la tarde a lluvia convencida
de que debe llorar en primavera,
de que mayo la quiere compañera
de la tierra fecunda, de la vida.
Huele a parque y a luz humedecida
por el jardín del aire pasajera,
y a la memoria del amor que fuera
y no fuera después más que su herida.
De par en par he abierto las ventanas.
Rompe el atardecer atardecido
una hebra de sol tímida y rubia.
Y ajeno, sin querer, como sin ganas,
un perfume me arranca del olvido
una rosa inventada por la lluvia.
(8 de mayo de 2008, un día lluvioso)
Es muy bonito el soneto. Pensando en este fotograma explicado de una tarde lluviosa, bueno, puede que tengas razón y la geometría y la poesía se parezcan algo: las dos fraccionan la realidad, intentan coger un trocito y hacerlo más visible (o memorable, o comprensible o más imaginable o algo, algo intentan, yo no sé exactamente qué porque no tengo muy claro ni lo que es una asíntota, pero encuentro el intento bastante espiritual).
ResponderEliminarY tengo muchas ganas de leer poemas.
Saludos, Antonio.
La maldición de ayer, lógicamente, y a tenor del resultado en mi examen, era para mí. Tu soneto es estupendo, a pesar de que cantes las maravillas de un día lluvioso-alegre que yo más bien he percibido como lluvioso-triste. Cayó Solón con su Eunomía, a pesar de que la información de clase apuntaba a fragmentos y no a tiradas largas: para disgusto (del) personal, me he salido del examen. Hoy, para compensarlo, como si estuviera aquí la sombra de mi madre con su pecho compungido, he hecho la cama para conciliarme con el orden que no alcanzo. Espero que los vientos estén más calmados por Coslada y que los sustitutos sean mejores que los sustituidos.
ResponderEliminarMe alegro, Betty B., de que te guste. Esta tarde llovía aquí y esta tarde era de mayo. Lo demás, probablemente, es lo de menos.
ResponderEliminarUn saludo.
Vaya, Diego, lo siento. Debo de estar perdiendo influencias en el otro orbe. Será por culpa de la dichosa entropía. Tengo que ordenar la mesa, el alma y un montón de cosas más. Seguro que entonces funciona.
ResponderEliminarUn abrazo y ánimo.
Uno de los principales méritos de un buen soneto es lograr un final memorable. No sé, algo así como "una rosa inventada por la lluvia"...
ResponderEliminarMuchas gracias, Juan Tocayo, por tus amables palabras.
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