Hamlet vuelve a quejarse: "Palabras, palabras, palabras…" ¿Cuántas veces ha contado la eternidad la misma historia? ¿Cuántas veces la misma combinación de hechos, la misma sucesión de hostilidades, el mismo astro en el centro de la noche, la misma incapacidad de la mirada? ¿Cuántas veces la ocasión ha sido olvido; el gesto, desamparo; el ademán, indiferencia?... ¿Cuántas veces lo único ha sido indecente pluralidad?
Palabra, palabras, palabras… Demasiado tarde para oírlas decir lo de siempre. Demasiado nunca para hacerlas hablar como quisieran. Demasiado tarde para todas las palabras.
Tarde o pronto, equivocadas o acertadas, aquí sin palabras no hay nada.
ResponderEliminarBuenas noches, Antonio, buen fin de semana.
Buen fin de semana, Betty B., para ti también.
ResponderEliminar"Demasiado nunca para hacerlas hablar como quisieran". Precioso. Y qué verdad. Un abrazo.
ResponderEliminarNo es cierto, Antonio. Esas palabras no cuentan la misma historia. Nunca dicen lo de siempre. Y no existe esa indecente pluralidad de lo único, sino la infinita variedad de lo que es único porque es distinto.
ResponderEliminarP.S.: Y, hablando de palabras, ¡ésas tan raras que hay que teclear para firmar los comentarios! Hoy me toca escribir "oopuhtaz". ¡Nos haces decir unas cosas...!
Tienes razón, Julio, pero yo pensaba en Hamlet leyendo este blog.
ResponderEliminarUn abrazo.
P.S.: No tenía ni idea de esas “palabrotas” que hay que escribir. Veré si puedo configurarlo.
Gracias, Juan Manuel, a veces salen oraciones con cierta gracia.
ResponderEliminarUn abrazo