Ir al contenido principal

Noche fría

.

A los otros fríos y soledades, que son verdad, aunque no siempre salgan en los telediarios
.

¿A quién habla la noche cuando es fría,
cuando el viento es un sable en la mirada,
cuando duele la piel del mundo helada,
cuando hiela hasta Dios? ¿A quién diría

la noche que no quiere no ser día?
¿A quién le contará su madrugada
que se teme vencida, derrotada,
sol dudoso, incapaz tras su agonía?

Qué soledad tan grande, tan perfecta,
la de la noche al cabo, qué locura
gemir sin voz ni pena que la nombre.

Cuánto olvido en su lágrima incorrecta
que no sabe llorar, que se tortura
porque hiela las lágrimas del hombre.
.

2 diciembre 2008
.

Comentarios

  1. ¡Qué arranque de soneto! Sin duda te habla a ti, poeta noctámbulo.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Qué alegría levantarse tarde un miércoles, leer el periódico, desayunar y disfrutar de los inigualables sonetos que nos regala el frío, atemperado sabiamente por tu mano. Un abrazo desde mi retiro impuesto.

    ResponderEliminar
  3. Pobre noche fría y sola “que no sabe llorar, que se tortura”, pero la belleza desolada del frío, con su viento como sable y su soledad tan grande tiene algo de perfecta.
    Bonito soneto, maestro.
    Un beso para esa noche, aunque ya sea de día:-

    ResponderEliminar
  4. Muchas gracias por tu visita, admirado tocayo. Es cierto que, poeta o no, suele charlar conmigo con frecuencia.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  5. ¿Te has “impuesto” un monacal retiro, caro discípulo? ¿Sigues ahora “… la escondida / senda por donde han ido / los pocos sabios que en el mundo han sido”? Ya me contarás a que se debe tu ermitaño apartamiento.
    Muy agradecido por tus palabras.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  6. En realidad, la soledad de la noche es grande, perfecta y torpe porque no sabe acompañar ni acompañarse de esas otras soledades pequeñitas de los hombres, a los que encima maltrata con su involuntaria inclemencia.
    Lo de “maestro”, Olga, me halaga y me excede; me pesaré en cuanto pueda no sea que me haga también perder la línea.
    Besos.

    ResponderEliminar
  7. De sabio, Antonio, creo que lo único que tengo es el nombre, que algún etimólogo de ideas peregrinas relaciona con "didaché". Más allá de eso, poco hay. La explicación del retiro ya está a su disposición. Algún día de estos volveré por la SC o te escribiré, que tengo alguna noticia agradable que contar entre tantas pastillas y papeleos. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  8. Más explícitamente te contesto en tu blog. Aquí sólo diré que aguardo con impaciencia esa "noticia agradable" que tanto mereces.
    Otro abrazo (con tanto abrazo parezco un oso).

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares

La metáfora amable

El mundo está tenso, enrarecido. Casi todo lo que uno oye o lee es desagradable; y si no lo es, parece contener un inquietante presagio. A los felices veinte del pasado siglo les sucedieron los amargos treinta y los trágicos cuarenta. Latía extraño el hombre, y cuando el hombre late de ese modo, algo podrido cocina la historia. Cientos, miles de veces ha ocurrido así. Para Sísifo –siempre Sísifo–, al final del esfuerzo sólo está la derrota. Su modesto placer de coronar la cumbre es efímero y repetidamente inútil. No hay paz ni paraíso al cabo de la escalada; sólo desolación, tristeza, crueldad, destino… ¿Existe el destino? ¿Debe ocurrir siempre lo que siempre ha ocurrido? ¿Es de verdad la historia la brillante sustitución de la fatalidad natural por la libertad humana o es simplemente la metáfora amable de la ‘ordenada’ crueldad de aquélla? Las especies combaten, y se destruyen y sustituyen. ¿Y las culturas? ¿Y los pueblos del hombre?... ¿Qué de especial creímos ver en los h

El destino de las supernovas

. . Luz, ¡más luz! J. W. Goethe …somos polvo de estrellas C. Sagan La mayor parte de los átomos es vacío . Al cielo le ocurre algo parecido con la oscuridad. La luz es toda una excepción: un paseo puntual de diminutas y alejadas insolencias. Porque la luz es una insolencia, un atrevimiento, una osadía rodeada de sombras que, al cabo, revienta hastiada de tanta y tan constante hostilidad. Luego se esparce en la noche, como un raro prodigio, y siembra lugares y posibles miradas. Del agotamiento de la luz ante su empresa nacen rincones en la oscuridad, surgen otras diminutas y alejadas insolencias que miran al cielo y admiran su vencida hazaña. Eso dicen al menos los sabios que de aquélla saben. El hombre es la mies de una derrota, el pan de un desastre. Pero también el atleta que recoge el testigo de una rebeldía luminosa. El hombre es un héroe trágico que se obstina en la luz, como la luz se obstina en no ser su contrario. Supongo que es así porque si no, ser humano sería una indecenc

La tristeza de la inocencia

Por Julia y a su hijo Julio Me han llegado noticias tristes por ese golpe tan temido de los teléfonos, repentinos y traidores como es su costumbre. Un familiar lejano, una mujer, mayor desde luego, aunque eso... ¿qué importa? …Y  he pensado en uno de sus hijos; un niño detenido por la vida, varado en una luz de infantil inteligencia que oscureció la caprichosa divagación de un cromosoma y nació bendecido de inocencia interminable. He pensado en ese niño, que ha cumplido ya los años de los hombres, aunque no sus soberbias ni vanidades... Y he pensado en la tristeza y el abandono, un abandono en su caso más cruel por la distancia inmensa de los otros. He pensado en el desconcierto de su ternura mirándose al espejo; y en el estupor de su niña memoria ante el beso sin labios de su madre. Un río de pequeños recuerdos; tal vez, algunas lágrimas; un no saber, un  sí sufrir la soledad repentina, inexplicable...Y el dolor de su alma en carne viva golpeándose desconcertada