.
Cierro el día. Portazo en la mirada
y la noche de pronto; de repente,
la oscuridad: estamos, frente a frente,
bebiéndonos el vino de la nada.
Robo al silencio –voz fantaseada–
un beso de palabras impaciente…
¡Y no me dices más!… Creo que hay gente
del otro lado de tu voz robada.
Las sombras de la noche son de acero
templado en mi rabiosa vigilancia;
tu sombra, su ternura sin embargo.
Otra vez cierro el día y aún espero.
Regálame un renglón de tu distancia:
no bebamos de un vino tan amargo.
Prueba de sonido
(23 enero 2009)
.
Cierro el día. Portazo en la mirada
y la noche de pronto; de repente,
la oscuridad: estamos, frente a frente,
bebiéndonos el vino de la nada.
Robo al silencio –voz fantaseada–
un beso de palabras impaciente…
¡Y no me dices más!… Creo que hay gente
del otro lado de tu voz robada.
Las sombras de la noche son de acero
templado en mi rabiosa vigilancia;
tu sombra, su ternura sin embargo.
Otra vez cierro el día y aún espero.
Regálame un renglón de tu distancia:
no bebamos de un vino tan amargo.
Prueba de sonido
(23 enero 2009)
.
Robar al silencio un beso de palabras es armarse caballero de la poesía. Felicidades noctámbulas en esta plenitud del día. Un abrazo.
ResponderEliminar… Creo que hay gente
ResponderEliminardel otro lado de tu voz robada.
Inquietante sospecha, lo que puede haber al otro lado de la voz de los que amamos. Todos los fantasmas aparecen cuando se cierra el día y esperamos un beso, una palabra y un poco de vino dulce que a veces es amargo.
Me gusta especialmente el centro del poema. Los versos séptimo y octavo y el primer terceto.
Un beso matutino, Antonio (y prime, que últimamente tiene mérito:-)
Buen soneto, amigo Antonio. Me temo que la prueba de sonido -imagino que las cuentas de tus rimas ensartadas en el hilo rotundo de tu voz ¡qué lástima!- ha sido fallida.
ResponderEliminarEs usual que los espacios gratuitos de los proveedores de internet no permitan ficheros MP3 por aquello de los derechos de autor. Vamos, que eres culpable mientras no demuestres lo contrario. Así que, si quieres colgarlo, y espero que quieras, usa cualquier servicio gratuito de subida de ficheros MP3 que generan hasta el código del reproductor para que lo incluyas en la entrada, como por ejemplo éste. Igual ya lo sabias, pero por si acaso.
Saludos
Muchas gracias, Antonio, por tus caballerosas palabras.
ResponderEliminarUn abrazo desde este ventoso mediodía.
A veces, Olga, no es tan "inquietante": sólo hay gente real a la que uno está desatento porque está hablando con sus sombras.
ResponderEliminarSiempre agradecido. Un beso.
Muchísimas gracias, Tato. Lo del vínculo me funcionó un par de veces el año pasado y pensé que era la forma correcta. No conocía la posibilidad que me has sugerido. Gracias a ella, creo que se ha enmendado la "fallida" prueba.
ResponderEliminarUn abrazo.
Por aportar algo, no sé, soy ignorante tanto en versos como en nadas.
ResponderEliminarA veces no se dice nada más por temor a molestar y resultar inoportuna. Podría ser el caso.
Un beso, Antonio.
"Asomada a mi garganta
ResponderEliminarcontemplo la selva de mi interioridad
azotada de viento,
erosionada por múltiples inundaciones."
Un beso poeta.
Yo, además, soy ignorante en vinos, Aurora.
ResponderEliminarNo veo las inoportunidades ni molestias, así que, no es “el caso”. Y te agradezco, como siempre, tu cariñosa visita.
Un beso.
Esta vez Gioconda Belli, Veridiana. Gracias por estas compañías y por eso de "poeta".
ResponderEliminarUn beso (hoy sí me acuerdo).
Hola, perdona esta irrupción, pero quería preguntarte (también se lo he preguntado a David, Carlos y Diego) si nos dejas publicar los sonetos alopecicos en una revista malagueña.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Jajaja...! Ya no me acordaba de aquella simpática "historia".
ResponderEliminarNaturalmente, Mi Señora Doña Ana: es un honor.
Besos.