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He visto esta misma luz de tardo atardecer cientos de veces. Miles, tal vez. Aunque no es la misma. Ya se sabe: uno ve, o uno mira… He mirado esta luz, una única vez, hoy, ahora. Las otras, cientos, miles quizá, eran de otra mirada; eran, por tanto, otra luz. Me cuesta hablar con esas otras miradas que ya me han abandonado, que no reconocen esta tristeza o este estupor o esta melancolía o esta advertencia en los ojos de hoy. Me cuesta hablar conmigo en las lindes de la noche, que es cuando la fiebre sube en los enfermos, que es cuando la belleza –oro rojo, ámbar violáceo– se ha derrumbado ya en el horizonte. Porque entonces se pone el cielo de un azul opaco, grisáceo, indefinido. Todavía no hay estrellas para la fantasía ni oscuridad rotunda para la imaginación. Sólo paréntesis de sombras indecisas, pausa de irrealidad…
También así la edad del hombre, su vanidosa Historia. ¿Cuántas veces sobre el mismo suceso, diferente crónica? ¿Cuántas la luz secular, ya atardecida, sin oriente en los ojos ni Polar aún en la mirada? Tienen fiebre los tiempos. Es muy tarde. No suficientemente tarde aún sin duda. Vendrá la noche luego, volverá su rara fantasía…
He mirado esta luz, una única vez... Hoy. Ahora…
También así la edad del hombre, su vanidosa Historia. ¿Cuántas veces sobre el mismo suceso, diferente crónica? ¿Cuántas la luz secular, ya atardecida, sin oriente en los ojos ni Polar aún en la mirada? Tienen fiebre los tiempos. Es muy tarde. No suficientemente tarde aún sin duda. Vendrá la noche luego, volverá su rara fantasía…
He mirado esta luz, una única vez... Hoy. Ahora…
Con profunda tristeza, a Jade Goody, víctima y producto de una cultura acabada.
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Como estoy últimamente muy propenso al haiku, intento modestamente convertir en las diecisiete sílabas canónicas lo que tu entrada de hoy -magnífica, ya sabes- me ha sugerido:
ResponderEliminarFin de la tarde.
Tristes sombras sin luces.
¿Sólo un paréntesis?
Pues el “intento” es una acertadísima síntesis.
ResponderEliminarGracias, Juan Antonio.
¡ Qué hermoso !
ResponderEliminarUn beso iluminado.
Con profunda tristeza... Y también por los que justifican que todo se puede vender... incluso la muerte. Y por los que han seguido en directo ese traspaso en el que el alma va desprendiéndose del cuerpo. Profunda tristeza también la mía.
ResponderEliminarHoy la miraba en la pantalla del televisor. No la juzgo. No soy nadie para hacerlo. Pero soy incapaz de entenderlo.
Muchas gracias por el post. Se me ha quedado el corazón triste... como el color de esa mirada y de esa luz.
Gracias por tu visita, Veridiana. A mí la entrada me ha dejado tan mal sabor de boca, que me he ido inmediatamente a los "saldos" propios.
ResponderEliminarUn beso.
Pues sí, Sunsi, con profunda tristeza. Supongo que hasta el marxismo abominaría de esta "reificación" comercial del ser humano. Uno no entiende lo que le está pasando a Occidente. Uno no entiende nada... Uno es un imbécil.
ResponderEliminarGracias por la visita, y un saludo.