Las noches de imaginaria son lugar de soliloquios; y cuando uno habla consigo, en realidad lo hace con sus recuerdos. Vuelvo pues otra vez a ellos porque hay abandonos que, al cabo, nunca nos abandonan:
que el dolor sea un frío cristal cortando el labio
azul de la esperanza;
que haya un rastro de líquenes abriéndose
camino por los ojos de los muertos;
que el corazón de un niño se eclipse entre algodones;
que un disparo reviente la sien de un inocente...
Que te llame y no estés, o no respondas,
o pongas cara a cara mi voz con el vacío;
que el mundo esté cansado
de tanto vuelco inútil en la noche;
que amanezca de pronto la falsa compañía;
que nos hayan mentido;
que una idea diluya su grandeza en la tierra...
o pongas cara a cara mi voz con el vacío;
que el mundo esté cansado
de tanto vuelco inútil en la noche;
que amanezca de pronto la falsa compañía;
que nos hayan mentido;
que una idea diluya su grandeza en la tierra...
Que te llame y no estés,
y no respondas,
y no sepas de mí,
y no apartes del hombre este cáliz amargo,
y no haya inocencia,
ni virtud,
ni ternura...
y no respondas,
y no sepas de mí,
y no apartes del hombre este cáliz amargo,
y no haya inocencia,
ni virtud,
ni ternura...
Que de pronto la nada
sea la última nave...
¿Hay mayor soledad o más grave derrota?
Este poema también pertenece a La asamblea de las sombras (Premio Villa de Leganés 1997. Exlibris, Madrid 1998)
Siempre es gratificante leerte. Voy a utilizar este poema para rematar, en Bachiller, el tema de teodicea del silencio de Dios. Un beso
ResponderEliminarTú ya sabes, Loli, que las aulas fueron siempre el lugar que más he podido querer, muchas gracias por acoger en ellas a estas palabras mías. Espero que se porten como es debido con tus alumnos, quiero decir, que les duelan un poco en el corazón y en el pensamiento; porque, después de todo, la fe no es un camino de rosas.
ResponderEliminarUn beso
Antonioooo, mi querido Antonio. Nostalgia de tí siempre.
ResponderEliminarPocas pistas me das, aunque esa "o" prolongada acentúa alguna sospecha. En cualquier caso, gracias por la visita y la nostalgia.
ResponderEliminar"Que te llame y no estés o no respondas y no sepas de mí."
ResponderEliminarSin duda es doloroso y no habrá mayor soledad desde luego, ni mayor abandono.
Un beso
Así es, Susi, ya que, ontológicamente, la soledad y derrota son porque exista o no exista quien se llama.
ResponderEliminarUn beso y gracias por la visita.