En tiempos del poliamor -que no es sino desamor a la antigua usanza- eso que los arbitrarios criterios de la decadencia negaron a los crisoles de su mañana, eso que abonó el proyecto de pretenderse grandeza en lanza y arrestos de Quijano el bueno, eso que puso a Dante ante la trascendencia o vio Petrarca un día de Viernes Santo, eso que no fue nunca y se quiso siempre, eso que hoy es un un raro siempre que se condena a nunca… Eso fue el amor letrado y convincente, filósofo tal vez… Siempre grandioso.
Ya no sabes, amor, leer los días.
Discípulo del tiempo, has olvidado
que todo era un proyecto de la tierra
al que no le bastaba con ser tierra,
que su barro era un alma sin gramática
y tú la voluntad de su sentido.
Ya no sabes -qué tristemente estúpido
te has vuelto con los años- por qué mueren
los nombres y naufragan en la noche
las naves de un destino.
Ya no sabes
amar, amor extraño, nada grande.
Amor analfabeto... Amor maldito.
31 enero 2023
(el poema originario apareció aquí en junio de 2010)
Bellas palabras, más hermosas aún por lo que en ellas se encierra. Puede que el ser se diga de muchas maneras, pero con el amor no ocurre lo mismo. Amar, lo que se dice amar, siempre requiere de una tensión,extraordinaria por lo dificultosa, hacia lo absoluto. Lo demás son espejismos. Un saludo.
ResponderEliminarEntre la dialéctica del amor, que Platón expone en el Banquete, y el “amoroso lance”, que volar hace “tan alto” a San Juan de la Cruz, está la misma “tensión” a que te refieres, y la modesta queja de este “amor analfabeto”.
EliminarGracias por tu espléndida lectura y por tus palabras.
Un saludo