Lirio de otoño
Está ahí, escasamente a veinte metros de mi ventana. No recuerdo haber visto nunca un lirio en puertas de noviembre. Será por este raro calor que hemos tenido. Será por un error de los jardines. No lo sé, pero está ahí; y esta mañana posó para mi cámara.
Sólo es un prodigio decepcionado,
un sueño subterráneo que pensó otro equinoccio
y se dijo en octubre cercado de silencios;
de flores en silencio, que son flores de memoria
que los parques añoran entre hojas caídas.
Tiene un aire de duende desolado,
de fracaso telúrico, de error inexplicable;
un aire de no estar donde debiera,
de belleza tardía que no ha llegado a tiempo
o que ha perdido el tiempo de tanto engalanarse.
Tiene un aire de empresa sin futuro
y el coraje de ser cuando no debe,
cuando el cerco del mundo está muriendo
y vivir se desnuda entre los árboles…
Es sólo un dios confuso
empecinado en ser y equivocarse.
Un afán distraído, un verbo inútil.
¡Un error que se atreve a ser belleza!
31 octubre 2009
Es una flor valiente, que se atreve a la soledad y a la independencia. Que se atreve a mostrarnos su belleza , al mismo tiempo que promete esperanza. Luego vendrán otras, detrás. Es un líder y como cualquier libre honesto que no impone, se atreve a estar donde no conviene.
ResponderEliminarOjalá anime a las demás flores a llegar cuanto antes y alegrarnos el corazón de esperanza y amor.
Un beso
Gracias, Susi, por la compañía de tu reflexión, siempre interesante, siempre apreciada.
EliminarUn beso
Bellísimo poema. Tan bello como todas las empresas sin futuro, como todos los heroicos empecinamientos, como todas las cosas destinadas al naufragio pero que valen la pena.
ResponderEliminarMuchas gracias por su valoración tan amable. Además, es cierdto lo que dice. En tiempos tan acostumbrados a valorar el hecho por el triunfo, resulta enormemente atractivo el empeño a pesar de la derrota.
EliminarUn saludo