No pido grandes cosas.
Si acaso un ramillete de señales,
de modestos indicios, de lágrimas cómplices,
de pequeños relámpagos…
Una fuente sin ruido ni espectáculo.
Una sonrisa a tiempo, una mirada
que me busque los ojos de repente.
O una voz que me hable sin prodigios.
O el deseo inocente de rozar una mano.
O la inquietud, común y transitoria,
de una preocupación ajena, inexplicable…
O querer que mañana siga siendo mañana
y que siga después y no deje de serlo,
y amanezca otra vez para que alguien me diga
“buenos días” y vuelva enamorarme.
(9 de junio de 2008)
Cosas grandes si..... Tan simples pero tan bellas, tan fáciles pero tan difíciles, tan cotidianas pero tan escasas.
ResponderEliminarFelicidades Antonio. Te superas cada día, tanto que me quedo enmudecida.
Un beso.
Gracias, Inma, te echaba de menos por estos pagos. ¡Qué curioso que lo fácil e inmediato llegue a hacerse tan remoto y difícil!
ResponderEliminarUn beso
P.S.: Oye, por más que leo tu comentario, no veo niguna parte en que digas que "tengo razón". ¿Se te ha olvidado? Cuidadito con estos olvidos.
Si "casi siempre" tienes razón en el campo de batalla, imagínate aquí que te vistes de gala.....
ResponderEliminar“…que mañana siga siendo mañana
ResponderEliminary que siga después y no deje de serlo”
Amén a eso y a la inquietud común y a la preocupación ajena y las lágrimas cómplices y a las sonrisas a tiempo y al deseo inocente de rozar una mano y a todo lo demás. Claro que son grandes cosas. Buen título y buen poema; como dice Inma, te superas. Yo también pido esas cosas. Y saber verlas, para que no sea como si no pasasen.
Saludos.
¡Ja, ja, ja! Eres genial. Gracias, Inma.
ResponderEliminarA lo mejor, Betty B., lo que le pasa al mundo es un problema de miopía; o, mejor dicho, que la “ambición portentosa” es una afección óptica que distorsiona las imágenes que merece la pena ver. O pedir.
ResponderEliminarGracias por tus palabras.
En lo sencillo, siempre está el mundo en lo sencillo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Siempre, Francisco, siempre.
ResponderEliminarGracias y perdona el "plomo" que te he soltado en tu blog: creo que el poema ha sido por remordimiento de conciencia literaria.
Un abrazo.
Perfecta tu dicción de la ternura.
ResponderEliminarCómo me alegra haber descubierto este blog.
El libro que propones en la anterior entrada suena más que apetecible.
Un saludo,
Hernán
Gracias, Hernán, por tu visita y tus palabras. El libro, en efecto es de lo más recomendable.
ResponderEliminarUn saludo.
Y que no perdamos la ilusión de pedir esas cosas pequeñas, que no lo son tanto. No mucho más es vivir, amigo Antonio
ResponderEliminarAsí es, Juan Antonio, que "no perdamos" esa ilusión, porque el tamaño de la importancia es de una "insignificante" grandeza.
ResponderEliminarGracias y un abrazo.