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…perdonen sus muchas faltas.
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La entrada de hoy es una tontuna experimental: me daban cierta envidia (sana desde luego) esos lujos multimedia con que a veces se adornan los blogs de casi todo el mundo. Así que me he puesto manos a la obra. Un par de fotos de mi almena cotidiana, dos grabados de Doré que venían al caso, un soneto de archivo (26 de febrero de 2008, tal vez alguno lo leyó entonces) de, cómo no, el “anacrónico caballero” y, en la memoria, una cita de mi buen amigo Juan Antonio que, en su entrada del reciente día 10, afirmaba: “En el caso de la lírica, su medio natural es el oral. Donde adquiere todo su sentido la palabra lírica es en la recitación”.
Tales fueron los ingredientes del experimento; el resultado, esa pequeña chapuza que aparece más abajo. La grabación de voz recoge sonidos de fondo (no tengo ahora mismo ningún editor que me permita corregirlos) y no es de muy buena calidad porque está hecha con una PDA; en cuanto a las imágenes, dejan bastante que desear por haberse convertido desde PowerPoint en archivo de vídeo.
En cualquier caso, “esto es hecho”, que dijo el Conde; o mejor, a lo comediógrafo de antaño:
Tales fueron los ingredientes del experimento; el resultado, esa pequeña chapuza que aparece más abajo. La grabación de voz recoge sonidos de fondo (no tengo ahora mismo ningún editor que me permita corregirlos) y no es de muy buena calidad porque está hecha con una PDA; en cuanto a las imágenes, dejan bastante que desear por haberse convertido desde PowerPoint en archivo de vídeo.
En cualquier caso, “esto es hecho”, que dijo el Conde; o mejor, a lo comediógrafo de antaño:
…perdonen sus muchas faltas.
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Pues a mí me ha gustado... El montaje, el soneto y, sobre todo, la voz, que imagino será tuya. Voz bien domada para la recitación, sin duda alguna.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias, amigo "Er Tato". Y sí, la voz es mía, no sé si "domada para la recitación" o sobre todo "ejercida en la domesticación". ¡Gajes del oficio!
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy agudo eso de ejercida en la domesticación.
ResponderEliminarPor cierto, me puedes tutear y llamarme Tato. ;-)
Saludos
Encantado pues, amigo Tato.
ResponderEliminarLo dicho.
Qué voz tan bonita tienes, Antonio. Oye, que gana el soneto todavía más con tu voz...
ResponderEliminarVaya, Aurora: empieza a sonrojárseme la voz, y esto de hablar en “colorado” se me hace extraño.
ResponderEliminarBromas aparte, gracias otra vez.
Antonio, me sumo a las felicitaciones y aplausos. Y, sobre todo, a la unánime opinión sobre tu voz. ¡Qué forma de recitar! Enhorabuena y un abrazo.
ResponderEliminarRecuerdo que trasteando en "Al atardecer" encontré tu grabación de "El vencido", con una voz tan triste, tan triste, que una vez, mientras la escuchaba, Adrián me dijo: "¿Qué le pasa a ese señor?".
ResponderEliminarAsí que tu voz no me resulta extraña, al contrario, en el fondo "oigo" todas las entradas y, por supuesto, todos los poemas porque también pienso, como Juan Antonio, que en el caso de la lírica, su medio natural es el oral.
Y sí, es verdad, tienes una voz muy bonita. Y muy triste.
Un beso, Antonio.
Pues muchas gracias, Juan Manuel: serán “las tablas” del teatro y las tarimas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ese “vencido”, Olga, creo que ya “no funciona” porque desapareció el vínculo a la web en que estaba. Me fui de Orange y, claro, ellos se quedaron con la "página". Me halaga tanta generosidad con la voz, pero (esto es una verdad como un templo que todo el mundo entiende) cuando yo la oigo, me desconcierta y disgusta porque no me parece mía. Bueno es que a otros no les resulte así. ¿Triste…? No sé, tal vez. Ya me conoces. Soy un poco “esaborío”.
ResponderEliminarUn beso y gracias por tu amable constancia, Olga.
Jeje, pero yo me lo descargué, con su fondo de Mahler. Lo tengo aquí, lo acabo de escuchar.
ResponderEliminarBuenas noches, caballero.
Qué previsora sois, mi Señora Doña Olga. Sólo un consejo: antes de dormir, poneos alguna cantinela más alegre.
ResponderEliminarBuenas noches, mi Señora.
Antonio, te has excedido en la humildad previa (buen manejador eres de la captatio benevolentiae), porque el resultado es más que digno. Un buen soneto no requiere muchos aditamentos más. Una buena voz, una buena dicción: poesía en estado natural. Un abrazo y gracias por la mención.
ResponderEliminar¡Ay!, Juan Antonio, si pudieras ver cómo quedaba la “tontuna” en PowerPoint antes de la conversión, comprenderías que lo de “chapuza” no es una “captatio benvolentiae” sino una “descriptio technici”. Pero… bueno, ¡sólo era un experimento!
ResponderEliminarMuchas gracias a ti, y un abrazo.
¡Tantas cosas bonitas te dicen todos....!
ResponderEliminar¿ Y yo...?
Podías ser locutor de radio.
Un beso
Vaya… ¡pues me está resultando el “experimento” bastante rentable!
ResponderEliminarGracias, Veridiana, la verdad es que, a pesar de mi “oficio” y fuera de su servidumbre, no soy muy hablador; y un locutor poco locuaz me parece que no tiene mucho futuro.
Un beso.
¡ Mmm...,a saber...!
ResponderEliminarYo sí lo sé.
ResponderEliminarMe siento afortunada de oirte cada día, aunque, claro, no en el mismo registro. Pero escucharte recitar es, sin duda, uno de los más bellos.
ResponderEliminarUn beso Antonio.
Yo creo, Inma, que mi mejor "registro" es el del “mal café”; ese que al parecer provoca terror en el interlocutor, según es fama.
ResponderEliminarYa sin bromas, muchas gracias; y ya sabes que el verdaderamente afortunado soy yo gracias a vosotras tres. Si no estuvieseis, ya había ardido Troya en el I.E.S. etc.
Un beso.
Llevo tiempo sin aparecer por aquí, entre trabajos y nobles ocupaciones (como la de aprender griego antiguo, que buena falta me hace, según se dice). Me encanta que hagas estas cosas y te recomiendo que saques alguna de las grandes grabaciones que hiciste en su día, coronadas con las imágenes elegidas por Emilia. Magnífico como aquel día de febrero, y mejor así, en esa voz que conozco casi tan bien como Inma. Un abrazo.
ResponderEliminarVaya, Diego: ¡bien que te echo de menos! Aquí y en esos, circunstancialmente (espero) irresolubles, “Problemas de sintaxis”. Hazme caso; si no a mí, al “caballero”, que es un experto en desolaciones. El código de su honor prohíbe tajantemente abandonar el combate. ¡No sabes cómo se ha puesto las veces que yo lo he hecho! No seas cabezón (creo que ya te lo he dicho alguna vez): sólo lanza, montura y horizonte (que tienes mucho). Nada más.
ResponderEliminarGracias, “dilecto discípulo”. Y un abrazo.
Pues el resultado es óptimo, qué quieres que te diga. Me ha gustado mucho: la locución es perfecta; el poema, mejor que bueno; la idea del vídeo, sobria y bien realizada.
ResponderEliminarNo te puedes imaginar la sorpresa que me he llevado al volver por aquí. Grata, muy grata.
Un fuerte abrazo.
Bueno, entre amigos, Fran, ¡ya se sabe...!
ResponderEliminarMuchas gracias, generoso.
Un abrazo.